miércoles, 18 de enero de 2012

Izúcar de Matamoros

Noche de cielo negro, profundo, estrellado, de frió seco. Los Sinuosos caminos pavimentados llevan hacia la zafra. Los sinuosos caminos de polvo llevan hacia la pobreza, a los campos cañeros, hacia la necesidad, a lo humilde, hacia la nada. La zafra nunca duerme. Todos los días se quema caña, todos los días llueve ceniza, todos los días huele a quemado. Campo de concentración destinado a endulzar el café de los olvidados, de los escritores de novelas policíacas, de oficinistas, de dolientes que asisten a los velorios. Los dueños de la zafra no la consumen. Ellos usan splenda. En Izúcar de Matamoros da lo mismo si regresa el PRI, eso vale pito. Aquí el tiempo se detuvo en una pared de una colonia popular, olvidada, adornada por decenas de diablitos que cuelgan del transformador de luz, que sobre cargan las lineas eléctricas produciendo un eterno zumbido ya desapercibido por los acostumbrados habitantes. La propaganda dibujada en la pared permite distinguir un nombre; Luis Donaldo Colosio Murrieta.








                                 

No hay comentarios:

Publicar un comentario